jueves, 3 de mayo de 2012

...espíritu libre..

                                                                                                        
   Como todos sabemos un festival de música es un evento social que trata de aglutinar una gran cantidad de conciertos durante varios días generalmente del mismo género musical. El origen de estos festivales no surge de la nada, sino que vienen dados por ideologías o reivindicaciones que han tenido lugar en determinados momentos de la historia.

En 1897 se celebró el primer festival de música irlandesa en Dublín, a partir de ahí llegaron a EEUU Y Europa.

          No cabe la duda que el que causó mayor impacto social fue el famoso Woodstock, celebrado el verano de 1969, en una granja de Bethel, NY. Quizás se deba al momento de la historia en el que tuvo lugar...
Estadounidenses hartos de guerras,que ansiaban la paz y el amor como forma de vida y rechazaban el sistema del momento, llamados por el resto "hippies" fueron los principales promotores del festival. Sus ideales eran (a parte de pacifismo), el amor libre, la vida en comunas, el ecologismo y el amor por la música y el arte. Durante el festival las noches se convirtieron en intensos momentos de lujuria.  Sexo y drogas,  casi todas en forma de LSD  y marihuana acompañada del verdadero rock.



Jimmy Hendrix tocó el himno estadounidense solamente con la guitarra eléctrica como signo de protesta a los comportamientos bélicos del gobierno.













Es tanta la sensación que causó que muchos la han llevado a la palabra escrita, aquí os dejo un poema de Edgar Brau, ya se que es difícil imaginarse estar allí pero con esto quizás consigamos estar más cerca, esperando que nuestra generación pueda revivir este momento mágico y libre!




Woodstock... Habladurías de vida izaron por sobre
lo entreabierto de tu nombre el telón donde perduran,
con trazos de infantil memoria, los aniversarios
legados al tiempo por las muy antiguas alianzas
de la tribu con el jardín primordial.
El canto, por caso, y la música, cofres donde
guardó Dios sus ahorros de holgura.
Y la paz, ese saludo de límite a límite
prometiéndose la rosa.
Y el amor, esa vehemencia de ojo en ojo
en que tiembla el pálpito de los ciclos
por soltarse...

Aquí, y mientras todo alrededor imprimía en los árboles
su instinto más bondadoso el viento,
vasto prorrumpió ese trígono entre mareos idénticos
a los de los giros con que construye el futuro sus umbrales.
Voluntarios apilaron aquí, en cada ángulo,
con voces de incantación, la ceniza de los progresos.
Desde aquí, una niebla purpúrea conos de circo envió
sobre la vastedad sedentaria de las ciudades
demasiado previamente dibujadas:
y sustituida fue allí la fermentación de la máquina
por las piezas de acrobacia
de los sueños del Sueño...

Y la libertad, esto es, el clamor exaltándola en promesa,
erupción de época secreta fue, como cuando
los dioses nombraban. Y la flauta, hermana menor
curvándose en el vaivén de barcos de madera
del abrazo con el que la ubicua pareja afirmaba,
bajo las faldas del lago, un primer futuro de criaturas
con la inclinación que a amar impele...
Irradiadora como la flor que cosechan los vientos,
vació aquí pues la metamorfosis su caldero.
Y con el quebrado reptar del relámpago,
cada puro designio de él surgido a ubicar fue
el uso de su potencia en la mano impaciente de las vísperas...












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